SOMBRAS DE LA MEMORIA
Victorino G. Calderón
DEL 17 DE MAYO AL 2 DE JUNIO DE 2012
HORARIO:
Mañanas: de Lunes a Viernes de 9:00 a 14:00 horas.
Tardes: los Lunes y Viernes de 17:30 a 19:00 horas.
LUGAR:
Centro Multiusos (Edificio Consultorio)
Dentro del programa "Cultura Miranda de Azán" puesto en marcha por el Ayuntamiento, acogemos la exposición fotográfica "Sombras de la Memoria" de Victorino García Calderón.
Se trata de una importante colección de estampas costumbristas capturadas por el autor en distintos pueblos de la provincia salmantina. Esta significativa muestra de imágenes refleja con gran fidelidad la Salamanca rural más tradicional.
“El sueño, la memoria, sin la presencia de las gentes, serían un sueño olvidado.
Estamos, en definitiva, en una exposición de gentes a punto de desaparecer, si no fuera por la imagen del hacedor, que se duele con un lirismo equilibrado.
El que sufre tiene memoria, decía Cicerón. Y el agitador de gentes que es Victorino, sufre por la inevitable ausencia, por el injusto deterioro, y por un futuro aniquilado por las grúas devoradoras, por las excavadoras destrozonas, por los tiralíneas de los especuladores implacables y glotones.
La verdadera protagonista, pues, de estas fotografías agónicas (unamunianas) es la gente, sacada del barro de la tierra, de la telúrica medida del tiempo. Ahí están todos y todo: el pescador de cangrejos con el retel olvidado entre los nenúfares, el niño, con su vital sonrisa, saltando a la comba entre el ‘caozo’ de la calle rampante y bejarana, jaleado por sus abuelos y presidido todo por el cepillo de barrer comprado en ‘todo a cien’; el jamonero de rostro adusto y claroscuro en medio de la jamonería colgante, que forma catenarias gaudinianas de bramante engrasado; los niños jugando en las Majadas Viejas albercanas, entre el robledal veraniego o los ‘batuequines’ de papelón y mandil de encaje, expuestos en los puntuales altares del Corpus en el Llanito Alto, esquina a la calle de don Luciano Barcala, o si no, las mujeres tomando el fresco, en Miranda del Castañar, con la puerta ojival al fondo, sentadas en sillas de playa y en los bordillos pétreos con las piernas extendidas y púdicas.
Y detrás del contacto con la gente, tras incurrir en su acción, están las sombras: el hule de la mesa, las flores de plástico, el cojín de raso adamascado, el mimbre de las sillas, la boina de la turrada testuz del pretérito campesino, el rodete de la matrona serrana, cual espiral de esparto atravesado por las horquillas”.
Antonio Ojanguren Areces ‘El sueño del artista’: